Sabra y Shatila, masacres de

(1982).

Matanza de civiles palestinos perpetrada por milicianos cristianos en dos campamentos de refugiados de Beirut durante la invasión israelí del Líbano. El objetivo de esta última fue expulsar a las guerrillas palestinas de ese país. Para lograrlo, Israel se alió con varios grupos cristianos libaneses, entre ellos el partido Falange, que luchó contra los palestinos durante la prolongada guerra civil libanesa (1975–90). Después de que EE.UU. gestionó la evacuación de los combatientes de la OLP desde Beirut, las fuerzas israelíes dirigidas por el ministro de defensa, Ariel Sharon, permitieron que los milicianos falangistas entraran a los campamentos, supuestamente para extirpar a los últimos combatientes de la OLP. La cifra de mujeres, niños y ancianos asesinados en los días siguientes fluctúa entre 800 y varios miles de personas. Aunque nunca se enjuició a miliciano alguno por su participación en esta masacre, la opinión pública árabe sindicó a Sharon "a quien más tarde una comisión investigadora israelí encontró responsable indirecto del hecho por negligencia como el culpable de ella.